Si este invierno estáis pensando visitar Suiza, Gruyères es vuestro destino.
Esta pequeña ciudad medieval se encuentra en una colina, a orillas del río Albeuve, y está presidido por un imponente castillo.
El encanto de este pueblo reside principalmente en tres cosas:
- la estructura medieval que aún conserva el pueblo
- el castillo
- y por supuesto, el queso Gruyère
Con respecto al Castillo de Gruyères, su planta arquitectónica data del siglo XIII.
Pasó por varias manos, hasta que en el año 1938 el Estado de Friburgo lo adquiere de nuevo y lo convierte en museo.
Un poco de su historia:
En el siglo XV llevan a cabo trabajos de modernización, perdiendo a si su carácter de fortaleza y convirtiéndose en residencia señorial.
Entre los siglos XVII y XVIII, le dan al interior un aire barroco.
Y más tarde, a partir del año 1850, artistas renombrados pintan en su interior paisajes y escenas de inspiración romántica.
Con respecto al queso Gruyère, conocido en el mundo entero, tiene denominación de origen protegida.
Y es famoso sobre todo por las fondues de queso, que hoy en día se pueden comer en prácticamente cualquier parte del mundo.
Buen viaje!